Camilo Aldao es un pueblo de 5000
habitantes ubicado en al sureste de la provincia de Córdoba sobre la Ruta
Provincial 12, a sólo 160 km de Rosario.
El pueblo fue fundado por
José María Aldao a fines del siglo XIX. Su padre, Camilo Aldao, era militante
del Partido Unitario y pertenecía a una familia oligárquica de Santa Fe. Cuenta
la historia que después de algunos conflictos sentimentales, José María se fue
del pueblo y nunca más regresó.
El lugar fue poblado por
comunidades italianas, españolas y en menores medidas belgas, árabes y
yugoslavas. Es un pueblo un tanto conservador, por lo que llevó muchos años la
aceptación y la instalación de las actividades artísticas, y nos cuentan que es
un permanente trabajo de apertura y de intento de integración.
Calles de Camilo Aldao |
Durante nuestra estadía
en Venado Tuerto conocimos a los fundadores del teatro El Libertablas, única sala de
teatro independiente autogestionada de Camilo Aldao y de sus alrededores.
Mónica Dellacroce y Clemar Murphy nos abrieron las puertas de este espacio y
nos contaron cómo le dieron entidad, no sólo como espacio teatral sino como
referente cultural del pueblo: se dictan clases de teatro, danza
contemporánea, tela y yoga; ofrecen funciones de obras de producción propia y
grupos invitados; se organizan festivales de música, con artistas locales y de
la región; es el único cine que funciona, ya que a principios de la década
del 90´el histórico cine teatro Real fue vendido a una entidad
comercial.
El Libertablas se fundó
en 1993, alquilaron un ex local de ramos generales en la esquina de 3 de
Febrero y Boulevard San Martín, donde
con el paso del tiempo armaron un escenario y colocaron 80 butacas donadas
pertenecientes al viejo cine, celosamente conservadas en su estado original. El
techo y los pisos son de principios del siglo XX.
La vista de la sala desde la cabina |
Con el paso del tiempo
los dueños deciden vender la propiedad, fue entonces cuando la municipalidad
compra el espacio y se lo otorgan al grupo en comodato para que lo sigan
manejando conservando su carácter independiente y autogestivo.
Tras años de gran
sacrificio y trabajo, les fue otorgado por el Instituto Nacional de
Teatro un subsidio, y con un aporte de la Municipalidad, lograron en los
últimos años construir una sala de ensayos, un hall de entradas y agregar
baños.
El nuevo hall |
Si bien la sala posee un
alumnado adulto, en su mayoría quienes
participan de las actividades son niños y adolescentes, muchos de los
cuales parten a ciudades cercanas a seguir sus estudios una vez terminado el
secundario. Mónica y Clemar apuntan a este sector de la sociedad,
mayoritariamente pertenecientes a la clase media, con el fin de generar nuevas
inquietudes y vínculos con el resto de la sociedad que también se acerca a la
sala convirtiendo la actividad en una multiplicidad integradora, de ahí a
modificar de alguna manera ciertos posicionamientos conservadores
característicos. Si bien les resulta difícil profesionalizar el aspecto
artístico debido a que la mayoría de sus alumnos se van del pueblo siendo muy
jóvenes, creen en la realización seria y con mucho compromiso de sus propuestas
artísticas.