sábado, 6 de septiembre de 2014

2000 kilómetros de Pacífico peruano.



Seguimos camino dejando Tacna atrás, atravesando rutas desérticas que se repetirán a lo largo de toda la costa del Pacífico peruano. Cruzar el Perú por su costa, de sur a norte, fue una experiencia increíble. La conjunción de desierto con mar, las gigantescas dunas y el imponente Océano Pacífico admirado desde caminos que serpentean por enormes acantilados las costas, arman un paisaje con colores y combinaciones únicos.
En el Perú tanto la Cordillera de los Andes como la Corriente de Humboldt generan gran diversidad climática. La Corriente de Humboldt, también llamada Corriente del Perú, es una corriente oceánica originada por el ascenso de aguas profundas y por lo tanto muy frías, generando efectos de aridez que se dejan sentir notablemente. Este fenómeno se produce desde la parte central de las costas chilenas hasta el Ecuador terrestre. La corriente de Humboldt es una de las corrientes de aguas frías más importantes del mundo.
A 2500 metros sobre el nivel del mar, viajando con densas neblinas y frío, arribamos a la ciudad blanca: Arequipa. Caracterizada por su centro histórico de estilo colonial en piedra volcánica blanca, el sillar, la ciudad fue fundada el 15 de agosto de 1540 y desde siempre se caracterizó por su importante papel económico. En el campo político, la ciudad ha sido históricamente foco de rebeliones populares, cívicas y democráticas, y cuna de grandes intelectuales.
Tres son los volcanes que decoran los alrededores de la ciudad: el Misti de 5822 msnm, el Chachani con 6075 msnm, y el Pichu Pichu con 5669 msnm. El Misti es el único de los volcanes que está activo, y es considerado como de gran peligro; conocer el riesgo inminente de erupción provoca para muchos ciudadanos una mística particular al lugar.
Cada una de las ciudades peruanas cuenta con una plaza central, a las que denominan plazas de armas porque supieron ser los sitios de reunión de las fuerzas armadas antes de las expediciones, además de ser sede de los focos de conflictos sociales. Alrededor de la Plaza de Armas de Arequipa se encuentra la inmensa catedral (una más entre tantas otras), muchos comercios, y los edificios gubernamentales. En el segundo piso del edificio central funciona la Sub Gerencia de Cultura, donde fuimos recibidos por Hugo Riveros, su coordinador. Él nos contó que la ciudad tiene una amplia actividad cultural, y que el teatro es una de las manifestaciones artísticas en desarrollo. Al momento de nuestra visita en la ciudad funcionaban cuatro salas de teatro independiente: Artescénica, Centro de Arte Contemporáneo, Teatro Fénix (los tres espacios en temporada continua), y Panda Teatro. Además de estas, Hugo tenía previsto abrir su propia sala entre los meses de julio y agosto, lo que le generaba una enorme emoción ya que este fue su sueño durante muchos años. Se denominará Umbral, y ya estaban ensayando una obra, “Bolognesi en Tacna” para estrenar en la inauguración del espacio.
 "Umbral" en mayo

Afirmando ser un amante del teatro desde su juventud, y trabajando de distintas maneras en el ámbito teatral, admitía sentirse muy feliz por cumplir su sueño, planeando hacer crecer el espacio ubicado en el centro histórico de la ciudad, con variadas obras de producción propia, muchas de las cuales estarían orientadas al turista interesado en la historia del Perú. Su intención es desarrollar la actividad dándole continuidad, y trabajar en puestas en las que la cultura peruana, desde sus raíces andinas hasta la actualidad, dejen verse y puedan ser apreciadas.
"Umbral" en el mes de agosto
Durante el mes de mayo en la antigua sala del teatro Fenix se desarrolló el Festiniños, un festival internacional de teatro infantil organizado por Javier Valencia, quien alquila el lugar para llevar adelante actividades de teatro independiente. Allí asistimos casualmente a una obra de un grupo cordobés. Las entradas para ver cualquiera de las obras del festival costaban 10, 20 o 30 soles (para referencia del lector, 1 USD = 2,77 soles aproximadamente).
Teatro Fenix
En Arequipa también conocimos muchos aficionados a las motos, quienes nos dieron un gran apoyo dándonos un lugar donde dormir y muchas noches de risas con vueltas interminables de ron. Así es que conocimos a Víctor Hugo, un amigo arequipeño que acompañó nuestro motero viaje hasta la capital del país. En esos kilómetros recorridos desde Arequipa hasta Lima (aproximadamente 1000 km) no encontramos actividad teatral independiente. Según nos fueron comentando por el camino, la actividad cultural que se desarrolla a lo largo de esta ruta se vincula sobre todo con la danza, y no así con el teatro.
El clima frío sigue ya desde hace mucho tiempo con nosotros; nos condiciona y nos llena con ansias de sentir el cálido viento del norte.

Lima es una ciudad inmensa, con un enorme peso histórico al haber sido la capital del Virreinato del Perú durante la conquista española. Si bien el caos de tránsito y la evidente falta de educación vial se dejan notar a lo largo de todo el país, es en Lima donde estas cualidades se palpan de manera casi violenta por la inmensa cantidad de vehículos que circulan continuamente por la ciudad con un escaso o nulo uso de señalización en la anticipación de maniobras. Puede parecer exagerado, pero hasta las guías para turistas aconsejan tener especial cuidado con el tránsito; y muchos peruanos ya nos habían anticipado “Si aprendes a manejar en Lima, manejas en cualquier parte”. Taxis y colectivos tocan bocina incansablemente a todo posible pasajero que se encuentre en las veredas, esta costumbre propia de los peruanos que todo lo venden en sus calles.
Nos recibieron en la posada de motoviajeros de Lima, pasamos dos noches allí y dos noches más en un barrio al norte: Magdalena del Mar, sobre la fría costa de la ciudad. Como venía sucediendo en el camino, estuvimos con más colombianos rumbo al mundial en Brasil.
La visita a Lima fue breve pero intensa. De a poco la moto mostraba algunos problemas propios del desgaste y el excesivo esfuerzo al que estaba sometida, así que decidimos conseguir fondos para poder hacer el merecido mantenimiento. Visitamos las oficinas de Honda en Lima, allí presentamos nuestro proyecto, comentamos que no queríamos dinero sino apoyo de la marca para el mantenimiento, y después de una charla, mails, llamados y más mails, aprobaron el arreglo a realizar en los talleres del norte del país.
Caminando un mediodía por Miraflores, uno de los barrios pudientes de la ciudad, vimos una antigua casona pintada de colores llamativos; al acercarnos supimos que se trataba de una escuela de circo.
 Nos recibió en la puerta un grupo de mujeres un tanto asustadas alegando que estaban en la calle porque acababa de haber un fuerte temblor. Fue muy llamativo para nosotros porque en ningún momento de la caminata percibimos temblor alguno, sólo las incesantes bocinas que no dejan de sonar en todo el Perú, pero jamás un temblor de la tierra!
Una vez llegada la calma, la secretaria nos dio una tarjeta para acordar cita con quien nos pudiera contar el trabajo que allí se realizaba. Así fue que escribimos un mail y al otro día nos recibió Tania.

Estábamos en “La Tarumba”, un grupo de circo que lleva 30 años trabajando. Recorrimos con Tania todas las instalaciones de los dos edificios en donde desarrollan sus actividades: circo escuela, circo social, entrenamiento del elenco estable.
La Tarumba nace en 1984 de la mano de un grupo de jóvenes artistas liderado por Fernando Zevallos, convencidos de la influencia del arte en los procesos de desarrollo social, gestando una propuesta artístico-educativa de identidad peruana. En sus inicios centraron su actividad en los sectores menos favorecidos instalando espectáculos y talleres en las calles. En 1992 adquieren la casa para que funcione como sede central de las actividades, invirtieron en la renovación de la vieja casona instalando un Teatro-Carpa y espacios para el desarrollo de la escuela. Abrieron los “Talleres para Niños y Adolescentes” y pusieron en marcha un programa interno de “Capacitación e Intercambios” con escuelas y artistas internacionales, y en 2002 crearon la “Escuela Profesional de Circo Social”. En 2003 adquieren sus dos primeras carpas de circo de diseño y fabricación nacional, y en 2012 importaron otras dos carpas italianas de mayor capacidad y tecnología. Fue en una de estas carpas colocada en un centro comercial donde fuimos invitados a la presentación para la prensa del nuevo espectáculo que estrenarían en septiembre en conmemoración a los 30 años de vida de La Tarumba. El fragmento del espectáculo que presentaron fue maravilloso, con una banda en vivo que hizo sonar cajones peruanos e instrumentos de viento, a la par que equilibristas mostraban su destreza sobre hermosos caballos blancos. 

Continuando nuestra ruta hacia el norte del país, fue recién en Trujillo, a casi 600 km., donde volvimos a encontrar movida teatral. Allí funciona la tercer escuela de teatro de la que nos habían hablado, y volvía a palparse cierto desarrollo en la actividad celebrando, por ejemplo, el segundo festival internacional de clown, proporcionando talleres y funciones durante una semana. 
Así es como, después de un mes, abandonamos el Perú continuando nuestro camino hacia el norte. Nos despedimos con la gran felicidad de haber conocido personas maravillosas y de seguir corroborando que el mundo es mucho más grande que el lugar del que uno viene.

Vivir las diferencias nos hace comprender a cada momento que nada es natural, sino que estamos influenciados absolutamente por la cultura del lugar en el que nacemos.