Durante
nuestra estadía en la capital de Catamarca nos contaron que la provincia era una de
las principales explotadas, entre otros aspectos, a nivel minería. Creímos
importante indagar y contar en este espacio de qué se trata esta problemática.
Conociendo más sobre el tema sentimos un gran dolor e impotencia al ver que 500
años de historia no han generado modificaciones significativas, y ni hablar de
las implicancias del neoliberalismo explotador y vende patria. Aunque parezca
increíble, aún hoy, en el siglo XXI, los gobernantes siguen permitiendo un
abusivo uso de los recursos naturales por empresas extranjeras que generan
contaminación, pérdidas irrecuperables, y explotación de los recursos locales
prácticamente de manera gratuita.
Por
estos motivos decidimos ir a Andalgalá, un ejemplo más entre tantos otros espacios
naturales del país que son salvajemente utilizados.
En
el año 1995 durante el gobierno menemista comenzaron las obras de ingeniería
civil, y en 1997 comenzó la etapa extractiva de la minera Bajo de la Alumbrera
a unos 35 km. de Andalgalá, entre la localidad de Belén y al sur de Santa María,
donde se extraen varios minerales, principalmente cobre y en menor medida oro.
Desde entonces han incrementado en un 600% los casos de cánceres asociados a
metales pesados en toda la región afectada, como así también enfermedades
respiratorias graves. Oficialmente no hay estadísticas de morbilidad y
mortalidad.
Nos
cuentan que desde Andalgalá durante la noche se observan detrás de los cerros
grandes ráfagas de luz provenientes de las explosiones que se llevan a cabo.
Estas explosiones producen un sedimento en la atmósfera que contiene restos de
los explosivos, lo que genera un gran calentamiento y dispersión de material
tóxico.
Desde
Alumbrera se transporta hacia San Miguel de Tucumán a través de un
mineraloducto de 320 km de extensión el material extraído de la mina, y allí se
termina de filtrar. Muchas veces el mineraloducto sufre averías, produciéndose
el derramamiento del producto transportado, generando el envenenamiento de la
tierra y del agua de la zona afectada. Si bien la empresa argumenta que todo el
proceso se realiza bajo normativas y tratamientos confiables de cuidado y
protección ambiental, la realidad muestra que el daño al medio y a los seres
vivos de la zona (vegetación, animales y seres humanos) es muy grande.
Bioquímicos, químicos y expertos independientes, manifestaron que ya en el año
99´se detectaron drenajes ácidos, y que existe conexión hidráulica entre el Dique
de Cola (depósito de aguas toxicas residuales proveniente de la minera, que
abarca una superficie de 30 hectáreas y 130 mts. de profundidad) y el río Vis
Vis.
Vista Satelital de la mina y del dique de cola |
Se
ha comprobado que el agua de Andalgalá ya no es potable por contener grandes
cantidades de metales y veneno. Es importante tener en cuenta que se habla del
agua de ríos de los cerros, agua que cae de los deshielos, de ahí que su pureza
se remonta a tiempos ancestrales. Nos han contado que en los hospitales hay
carteles advirtiendo que no se tome agua de la red, aunque no hay un
reconocimiento a nivel oficial del estado del agua.
La
minería transnacional a gran escala, usualmente a “cielo abierto” se trata de
un nuevo tipo de explotación en nuestro país, cuyos orígenes se remontan a las
reformas del código minero en los ´90: exoneración
del impuesto a las ganancias, liberación de la importación de bienes de
capitales y equipos, limitación del pago de regalías al 3% (antes era del 10%),
libre disponibilidad de las divisas, y que poco tienen que ver con la
minería que hasta entonces se venía practicando acá. El elemento principal que
explica el pasaje de la minería “tradicional” a la “de cielo abierto” está dado
por la escala de explotación, y esta obedece al progresivo agotamiento de los
metales en vetas de alta ley. La explotación minera a cielo abierto es la
tecnología que permite extraer de modo rentable los minerales diseminados en la
roca portadora. Mediante la utilización de explosivos (usualmente nitrato de
amonio y fueloil) se producen voladuras de montañas que permiten remover
grandes volúmenes de roca.
De este modo se forman escalones que dan lugar al
“tajo abierto” (que puede llegar a tener más de 1500 metros de diámetro y hasta
1000 metros de profundidad), lo que ocasiona que se movilicen tonelajes de roca
crecientemente superiores a los directamente utilizados, acentuando con ello el
deterioro ocasionado en el medio. Este tipo de tecnología extractiva implica
que un solo emprendimiento abarque hasta mil hectáreas sólo para el área de la
mina, la que será completamente destruida, y empleando por día hasta 100 toneladas de explosivos, más de 100.000 litros de
combustibles y decenas de toneladas de sustancias químicas de alta toxicidad
(cianuro, ácido sulfúrico, arsénico, xantatos, mercurio, etc.), además del
altísimo consumo hídrico (100 millones de litros por día) y energético
(la minera cuenta con un tendido eléctrico especial de alta tensión propio).
Como se puede deducir, el proceso genera enormes cantidades de efluentes y
desechos: en la mayoría de los casos más del 95% de la roca extraída se
convierte en residuo, y se generan hasta 4 toneladas de escombros por cada
gramo de oro, que quedan perpetuamente en los lugares de explotación como
pasivos ambientales.Esta
tecnología minera, denominada Megaminería
Metalífera Hidro Química, consume descomunales cantidades de agua como ya
fue mencionado, tanto para su proceso de separación primario como para su
traslado a través del mineraloducto. Es por esto que las plantas mineras se
instalan en las cercanías de los ríos y cuencas acuíferas, las cuales son
desviadas artificialmente para su mejor aprovechamiento, dejando a las
poblaciones cercanas que viven de sus cosechas, cultivos y cría de animales en
la ruina y sin posibilidad de sustento por las sequías y los residuos tóxicos
radioactivos dispersos en el aire. Estos pobladores acechados y cercados emigran
a las ciudades más próximas para convertirse en verdaderos dependientes de la economía
propuesta por las mineras y sus gobiernos habilitantes.
En
cuanto al destino de estas explotaciones: las fases extractivas del proceso
minero, las de mayor impacto ambiental negativo y de menor generación de
empleos, desarrollo tecnológico y generación y retención de valor agregado, se concentran
en los países dependientes; mientras que el procesamiento, industrialización y
consumo final de estos metales se concentran en los países más poderosos.
El
material se envía en tren desde Tucumán hacia el puerto en la
provincia de Santa Fe, dirigiéndose a distintas partes del mundo para su
refinamiento. Luego Argentina, como otros tantos países, compra el producto ya
procesado.
La
sociedad de Andalgalá convive con varias posturas ante la situación, algunos
ciudadanos se manifiestan a favor de la minería y creen que la actividad genera
puestos de trabajo, y que aporta dinero en la construcción de hospitales, clubes y escuelas. Quienes no están a favor,
sostienen que los puestos de trabajo son ínfimos al igual que las supuestas
inversiones en espacios públicos en proporción al rédito obtenido, además son
concientes que las pérdidas naturales son muy elevadas y el residuo ambiental
no es biodegradable, por lo que están hipotecando la vida de sus descendientes
a cambio de nada.
Asamblea El Algarrobo |
Apoyamos su lucha por la vida, NO A LA MINA.
Radio El Algarrobo |
El cierre definitivo de la mina Bajo de la Alumbrera será en 2017, donde había una montaña habrá un hueco de 4 km por 2,5 km de superficie y una profundidad de 450 mts, el dique de colas ubicado en una enorme depresión natural será cubierto de una “Capa Inerte” con material residual de la mina, con la promesa de evitar que las napas subterráneas de agua no se vean afectadas.
En
Andalgalá trabaja un grupo de teatro independiente en una sala llamada La
Corredera. Nos encontramos con Sabrina Fotchesatto, actriz y coordinadora en un
Centro de Actividades Juveniles (CAJ). Nos contó que el espacio está sostenido
íntegramente por el grupo, y que lo utilizan como espacio de creación y ensayo.
La actividad teatral no es muy frecuente, y según nos cuenta, no está apuntada
a la profesionalización sino que más bien tiene que ver con un hobby. Algunas
de sus producciones artísticas de teatro y títeres en las que trabajaron,
trataban el tema de la explotación de la minería, como la obra de títeres “Los
Machaditos”.
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