La primera sala que
visitamos fue el mítico Galpón
del Arte. Este espacio funciona desde el año 1987. Anteriormente había una
fábrica de cosechadoras (la actividad económica primordial de la ciudad es la agrícola-ganadera).
Llegamos al galpón un
viernes por la noche, vimos que funcionaba un bar y a sala llena estaba a punto
de comenzar un recital de boleros festejando el día de los enamorados. Al día
siguiente volvimos y nos recibió Daniel
Belbuzzi, le contamos que estábamos haciendo una investigación de teatro y
que nos interesaba conocer el lugar y su manera de trabajar. Con mucha
amabilidad nos contó la historia del espacio y nos llevó a recorrerlo. Daniel
forma parte del grupo desde los primeros tiempos. Llegando al final de la
terrorífica dictadura militar, en 1982 se reúne por primera vez el grupo, y
tras varios años de trabajo y de realizar diferentes producciones, decidieron
desplegar su actividad en un espacio físico determinado, y en 1987 alquilaron
el galpón. A partir de entonces la actividad se incrementó considerablemente;
realizaron gran cantidad de producciones, profesionalizándose cada vez más.
Cinco años después se propusieron comprar el galpón, y ante la imposibilidad
económica de hacerlo, decidieron viajar a Buenos Aires e ir a buscar a la
puerta de un teatro de la avenida Corrientes a Soledad Silveyra para
solicitarle ayuda. Daniel cuenta con mucha emoción la inmediata respuesta
positiva de la actriz, quien los invitó a su casa y convocó a varios colegas. Así
fue que organizaron diferentes espectáculos con la colaboración de Alfredo
Alcón, Virginia Lago, Carlos Thiel, Miguel Ángel Solá y Alberto Segado. Para
llegar a la suma necesitada vendieron un gran número de entradas, y así fue que
ofreciendo muestras artísticas de grandes profesionales, consiguieron recaudar
lo necesario para comprar el galpón.
Antiguos flyers hechos a mano |
Este espacio funciona
como una asociación dividida en comisiones, y se reúnen en asamblea
periódicamente para tomar las decisiones necesarias en lo que respecta tanto a
lo artístico como a lo administrativo. Cuenta con el apoyo del Instituto
Nacional de Teatro, de quien recibieron un importante subsidio como sala
teatral con el que armaron una gran espacio y lo equiparon técnicamente con
equipos de alta calidad; también han conseguido socios, quienes con una
colaboración de $20 por mes, ayudan a mantener los gastos del espacio,
recibiendo a cambio pases libres para los espectáculos y descuentos en los
festivales.
Daniel nos propuso
volver por la noche porque tocaba en el bar del galpón una banda local que
hacía covers de rock, así que nos acercamos para ver cómo funcionaba este tipo
de espectáculo y cómo era la dinámica de trabajo de la gente de la sala.
Bar a Sala llena |
Nos
recibió Daniel y nos presentó a Oscar
Villarreal, director de la
asociación. En una sala de ensayo del primer piso, tuvimos una interesante
reunión con él, nos contó que es uno de los socios fundadores y cómo desde
entonces han ido instalando con el grupo una modalidad de trabajo intentando profundizar
la profesionalización de la tarea teatral.
El
Galpón del Arte propone una formación integral del actor, dándole herramientas
no sólo en técnicas actorales, sino también conocimiento de escenografía,
iluminación, vestuario, y todo lo necesario para llegar a la producción
integral de un espectáculo; como nos contaba Oscar Villareal, director actual
de la comisión directiva “Acá nadie viene solamente a actuar”. Los actores
deben transitar un mínimo de dos años de entrenamiento para luego formar parte
del grupo de montaje dos años más, y así ser parte del elenco estable, pero
principalmente el lugar para ser miembro de las comisiones directivas y
coordinadoras. De esta manera, los actores transitan una carrera, con el
objetivo de profesionalizar la tarea artística, y producir un teatro de alta
calidad.
Durante el año, en el espacio se dictan talleres de actuación, expresión
corporal, danza, canto, tela, manteniendo una actividad constante y un gran
número de alumnos. Y con el objetivo de continuar profesionalizando el aspecto
artístico, han logrado dar inicio este año a la carrera docente, nos contaron
que hay una gran falta de docentes formados en teatro y que luego de un tiempo
de luchar consiguieron instalarla como carrera.
El grupo trabaja durante el año en aproximadamente tres montajes, de esta manera ofrecen una oferta de obras teatrales de producción propia, además de invitar grupos de diferentes partes del país. Tienen obras en cartel y actividades durante todo el año.
El grupo trabaja durante el año en aproximadamente tres montajes, de esta manera ofrecen una oferta de obras teatrales de producción propia, además de invitar grupos de diferentes partes del país. Tienen obras en cartel y actividades durante todo el año.
La sala principal del Galpón |
Tato Zattara
es el director del grupo Teatro Libre que trabaja en el Malandra. Formó parte del grupo fundador del Galpón del Arte y
luego de unos años lo abandonó y se radicó un tiempo en Brasil. A su regreso, armó
su grupo, y a mediados de la década del 2000 pudieron comenzar a trabajar en el
actual Malandra, un galpón alquilado ubicado en la calle Colón 781. Con un gran
esfuerzo y tras varias producciones propias, han ido armando el espacio: José,
uno de los actores, nos cuenta que armaron butaca por butaca;tienen un pequeño
camarín detrás del escenario, dos baños; y desde hace poco tiempo pudieron
construir un hall de entrada.La sala tiene una capacidad para 80 espectadores.
Teatro Malandra, preparando escenografía para Lisístrata |
Cabe
aclarar que al ser un espacio independiente no cuenta con aportes económicos
oficiales, manteniendo el espacio con sus producciones y con el aporte de
socios voluntarios. Les fue otorgada gran parte de la recaudación del Festival
Nacional de Teatro del año 2013 con el fin de sumar al ahorro de dinero para la
compra del espacio en donde desarrollan las actividades.
Durante
nuestra visita fuimos invitados a ver una obra de producción propia, estrenada
en el 2013: una adaptación de “Lisístrata” del griego Aristófanes, comedia
escrita 400 años antes de Cristo, con un contundente mensaje pacificador y en
contra de las guerras. La adaptación, la puesta en escena y la dirección
general estuvieron a cargo de Tato Zaratta, y todo el grupo realizó un intenso
trabajo de taller abordando cada aspecto del montaje.
Genial!!
ResponderEliminar