sábado, 22 de febrero de 2014

Venado Tuerto, Santa Fe, Argentina. Espacios Teatrales e Historias - Capítulo 2

La primera sala que visitamos fue el mítico Galpón del Arte. Este espacio funciona desde el año 1987. Anteriormente había una fábrica de cosechadoras (la actividad económica primordial de la ciudad es la agrícola-ganadera). 
Llegamos al galpón un viernes por la noche, vimos que funcionaba un bar y a sala llena estaba a punto de comenzar un recital de boleros festejando el día de los enamorados. Al día siguiente volvimos y nos recibió  Daniel Belbuzzi, le contamos que estábamos haciendo una investigación de teatro y que nos interesaba conocer el lugar y su manera de trabajar. Con mucha amabilidad nos contó la historia del espacio y nos llevó a recorrerlo. Daniel forma parte del grupo desde los primeros tiempos. Llegando al final de la terrorífica dictadura militar, en 1982 se reúne por primera vez el grupo, y tras varios años de trabajo y de realizar diferentes producciones, decidieron desplegar su actividad en un espacio físico determinado, y en 1987 alquilaron el galpón. A partir de entonces la actividad se incrementó considerablemente; realizaron gran cantidad de producciones, profesionalizándose cada vez más. Cinco años después se propusieron comprar el galpón, y ante la imposibilidad económica de hacerlo, decidieron viajar a Buenos Aires e ir a buscar a la puerta de un teatro de la avenida Corrientes a Soledad Silveyra para solicitarle ayuda. Daniel cuenta con mucha emoción la inmediata respuesta positiva de la actriz, quien los invitó a su casa y convocó a varios colegas. Así fue que organizaron diferentes espectáculos con la colaboración de Alfredo Alcón, Virginia Lago, Carlos Thiel, Miguel Ángel Solá y Alberto Segado. Para llegar a la suma necesitada vendieron un gran número de entradas, y así fue que ofreciendo muestras artísticas de grandes profesionales, consiguieron recaudar lo necesario para comprar el galpón. 

Antiguos flyers hechos a mano 
Este espacio funciona como una asociación dividida en comisiones, y se reúnen en asamblea periódicamente para tomar las decisiones necesarias en lo que respecta tanto a lo artístico como a lo administrativo. Cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro, de quien recibieron un importante subsidio como sala teatral con el que armaron una gran espacio y lo equiparon técnicamente con equipos de alta calidad; también han conseguido socios, quienes con una colaboración de $20 por mes, ayudan a mantener los gastos del espacio, recibiendo a cambio pases libres para los espectáculos y descuentos en los festivales.

Daniel nos propuso volver por la noche porque tocaba en el bar del galpón una banda local que hacía covers de rock, así que nos acercamos para ver cómo funcionaba este tipo de espectáculo y cómo era la dinámica de trabajo de la gente de la sala.

Bar a Sala llena
Nos recibió Daniel y nos presentó a Oscar Villarreal, director de la asociación. En una sala de ensayo del primer piso, tuvimos una interesante reunión con él, nos contó que es uno de los socios fundadores y cómo desde entonces han ido instalando con el grupo una modalidad de trabajo intentando profundizar la profesionalización de la tarea teatral.

El Galpón del Arte propone una formación integral del actor, dándole herramientas no sólo en técnicas actorales, sino también conocimiento de escenografía, iluminación, vestuario, y todo lo necesario para llegar a la producción integral de un espectáculo; como nos contaba Oscar Villareal, director actual de la comisión directiva “Acá nadie viene solamente a actuar”. Los actores deben transitar un mínimo de dos años de entrenamiento para luego formar parte del grupo de montaje dos años más, y así ser parte del elenco estable, pero principalmente el lugar para ser miembro de las comisiones directivas y coordinadoras. De esta manera, los actores transitan una carrera, con el objetivo de profesionalizar la tarea artística, y producir un teatro de alta calidad.
Durante el año, en el espacio se dictan talleres de actuación, expresión corporal, danza, canto, tela, manteniendo una actividad constante y un gran número de alumnos. Y con el objetivo de continuar profesionalizando el aspecto artístico, han logrado dar inicio este año a la carrera docente, nos contaron que hay una gran falta de docentes formados en teatro y que luego de un tiempo de luchar consiguieron instalarla como carrera.
El grupo trabaja durante el año en aproximadamente tres montajes, de esta manera ofrecen una oferta de obras teatrales de producción propia, además de invitar grupos de diferentes partes del país. Tienen obras en cartel y actividades durante todo el año.

La sala principal del Galpón
Nueva Sala de Ensayo
Tato Zattara es el director del grupo Teatro Libre que trabaja en el Malandra. Formó parte del grupo fundador del Galpón del Arte y luego de unos años lo abandonó y se radicó un tiempo en Brasil. A su regreso, armó su grupo, y a mediados de la década del 2000 pudieron comenzar a trabajar en el actual Malandra, un galpón alquilado ubicado en la calle Colón 781. Con un gran esfuerzo y tras varias producciones propias, han ido armando el espacio: José, uno de los actores, nos cuenta que armaron butaca por butaca;tienen un pequeño camarín detrás del escenario, dos baños; y desde hace poco tiempo pudieron construir un hall de entrada.La sala tiene una capacidad para 80 espectadores.
Teatro Malandra, preparando escenografía para Lisístrata

Cabe aclarar que al ser un espacio independiente no cuenta con aportes económicos oficiales, manteniendo el espacio con sus producciones y con el aporte de socios voluntarios. Les fue otorgada gran parte de la recaudación del Festival Nacional de Teatro del año 2013 con el fin de sumar al ahorro de dinero para la compra del espacio en donde desarrollan las actividades.
Durante nuestra visita fuimos invitados a ver una obra de producción propia, estrenada en el 2013: una adaptación de “Lisístrata” del griego Aristófanes, comedia escrita 400 años antes de Cristo, con un contundente mensaje pacificador y en contra de las guerras. La adaptación, la puesta en escena y la dirección general estuvieron a cargo de Tato Zaratta, y todo el grupo realizó un intenso trabajo de taller abordando cada aspecto del montaje.





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